Antonio, llegaste a lo que ahora es Atresmedia (entonces Antena 3) en 1993 como responsable de Tesorería y Financiación, con experiencia previa en la gestión financiera en TVE. ¿Cómo fue ese desembarco? ¿Quién te ofreció venir a Antena 3?
El Grupo Zeta había entrado en el accionariado el año anterior, en 1992, y estaba en un proceso de introducir gente nuevo. Primero nombraron a un adjunto al presidente, Ricardo Visedo, con el que yo trabajaba en TVE. Él fue quien me trajo, junto a unos cuantos más. Lo que ocurrió es que Visedo duró unos meses y yo me quedé aquí. En realidad, yo había estado muy poco tiempo en TVE, unos catorces meses, y anteriormente trabajaba en granos y oleaginosas. Me dedicaba a la importación de cereales, de soja… Nada que ver con esto.
Resumiendo, que la Compañía estaba experimentando cambios y se buscaba gente nueva. Ahí entré yo, y además con el objetivo de buscar financiación.
¿Y cómo recuerdas aquellos años, con una televisión privada que todavía estaba dando sus primeros pasos? ¿Mucha diferencia con respecto a la cadena pública?
Eran los primeros años de la televisión privada y estaba muy hecha a imagen y semejanza de la televisión pública. Faltaba profesionalización, que la televisión fuese vista como un negocio, porque la idea era que estaba bien para generar influencia pero que por sí misma no era un buen negocio. Yo, por mi parte, pensaba todo lo contrario: una televisión bien llevada es un gran negocio, como se ha visto.
El problema estaba en que TVE era mucho más grande y era como un gran ministerio. Antena 3 era más pequeña pero con mayor versatilidad. Mi recuerdo de TVE era la dificultad para hacer cosas, porque había que contar y negociar con mucha gente. Aquello era imposible por más esfuerzos que se hicieran para romper esa dinámica. La diferencia con Antena 3 es que aquí se podían hacer cosas, y la prueba es que se han hecho.