Estar en Facebook ya no es “moderno”. Suena a viejuno, a pasado. Si te tienes que abrir una cuenta, Instagram es lo que domina. O no. Porque Tik-Tok (la red social de los bailecitos) arrasa entre jóvenes y entre no tan jóvenes. Ahí tenemos a artistas, deportistas y demás rostros famosos abriéndose hueco también. ¿Y un canal en Youtube? No parece que sea ya lo más cool para conectar con la chavalada. Los youtubers empiezan a oler a treintañero millonario que sigue vistiendo como un crío de instituto. Ahora, el streaming (la emisión en directo por internet), se juega en Twich. Sí, el YouTube de Amazon.
Pero tampoco pierdas el tiempo en aprenderte todos estos nombres… ni en abrirte perfiles. Posiblemente, cuando quieras cogerle el gusto, ya habrá salido otra red social de nombre ininteligible para estar a la moda. Y será prácticamente igual que la que se haya quedado anticuada. Porque cuando Facebook nos parecía lo más top del momento, los portales de chats se percibían como algo de otra época… Quizá habían pasado menos de 5 años.
Este es el universo de los conocidos como influencers; personajes con gran notoriedad (seguidos por muchos y con cantidad de interacciones) en una o varias plataformas digitales. A la mayoría les gusta llamarse “creadores de contenido” porque el término influencer comienza a desprender un tufillo que a algunos les incomoda. Los hay de mucho talento. También los hay guapos. Los hay que aportan. Los hay que plagian. De todo. Nada que no sepa ya.