Las Leyes de la Frontera

dirigida por Daniel Monzón

Uno de los grandes estrenos de Atresmedia Cine que llegará a las salas el próximo mes de octubre será ‘Las Leyes de la Frontera’, dirigido por Daniel Monzón es una adaptación de la novela del escritor, columnista y ganador del Premio Planeta 2019, Javier Cercas. El rodaje se realizó en plena pandemia durante 9 semanas en diferentes localizaciones de Cataluña, entre las que destacan Girona, Manresa, Montblanc y Costa del Garraf entre otras.

‘Las leyes de la frontera' es la historia del verano en el que Nacho Cañas, un estudiante introvertido y algo inadaptado, tiene diecisiete años y que se hizo mayor, transgrediendo constantemente la frontera entre dos mundos, cruzando la línea que hay entre el bien y el mal, entre la justicia y la injusticia.

En MDIII hablamos con Daniel Monzón, el director del proyecto.

1.- ¿Cómo surge este proyecto?

Cuando estaba ultimando la postproducción de ‘El Niño’ cayó en mis manos el libro de Javier Cercas. Lo leí de un tirón, en una noche. Al terminarlo se me había metido irremisiblemente dentro y sentí la necesidad imperiosa de llevarlo a la pantalla. Se lo envié a Jorge Guerricaechevarría, mi co-guionista, que coincidió conmigo en que ahí había una valiosa película y a Edmon Roch, que además de nacido en Gerona donde transcurre la acción, se enamoró también del proyecto y luchó resueltamente por conseguir los derechos.

2.- ‘Las Leyes de la Frontera’ es una adaptación de la novela de Javier Cercas ¿Qué es lo que más te atrajo de la novela cuando la leíste?

Lo primero, el punto de vista. El viaje al universo de los quinquis se plantea desde los ojos de alguien de fuera, un joven de clase media, un estudiante de diecisiete años, hijo de funcionario que vive, como la mayoría de nosotros, a este lado de la frontera. Y es este chico quien nos coge de la mano y da el salto, emprendiendo una aventura por el lado salvaje y dando rienda suelta a pulsiones que todos hemos sentido. Se salta la ley y vive a fondo junto a una pandilla de delincuentes. Y lo hace por amor, el primer amor con su poder irrefrenable… Y es que, por encima de su carga de acción, esta es una historia de amor, misteriosa, muy bella y muy triste, de las que no se olvidan.

3.- ¿-Ha sido complicada la adaptación de la novela a la gran pantalla?

La novela podía abordarse de muy diversas maneras, está dividida en dos partes, una primera que engloba toda la peripecia de los personajes cuando son jóvenes y una segunda que se centra en lo que les pasa de adultos. Barajé distintos acercamientos a lo largo de los años en que fui macerando la manera de adaptarla, una de ellas era como la de una película río dividida, igual que el libro, en dos partes al estilo de ‘Érase una vez en América’. De alguna forma, la novela de Cercas también contenía una melancolía crepuscular muy cercana a la de la obra maestra de Sergio Leone. Tras varias versiones, Jorge Guerricaechevarría y yo decidimos centrarnos en la parte primera, desarrollándola como una historia de iniciación adolescente y recoger el peso y el paso del tiempo en un prólogo y epílogo que contuvieran la esencia emocional de la novela.

4.- ¿Ha participado Javier en el proceso?

Javier ha sido un cómplice absolutamente generoso en todo este proceso, nos dejó carta blanca para adaptarla como la sentíamos y cuando leyó el guión, que le gustó mucho porque reconoció en él la esencia de la novela, me dijo que había hecho lo mejor que podía hacer, llevarla a mi territorio y convertirla en algo propio.

5.- ¿Cómo fue el rodaje con la pandemia?

Complicado. Fuimos de los primeros en lanzarnos a rodar con todos los protocolos y medidas de seguridad aún en pruebas, éramos como unos conejillos de indias abriendo camino. Pero teníamos claro que el espectador no iba a ver la película perdonando que bajáramos nuestras ambiciones por las dificultades añadidas que encaraba un rodaje en esas condiciones. Había que poner toda la carne en el asador y un poco más. Si hacer una película es como caminar por una cuerda floja, en este caso era como hacer funambulismo mientras te llueven piedras… Pero también significó otras muchas cosas buenas, mi equipo y yo, que vimos interrumpida la preparación y tuvimos que encerrarnos, como todo el mundo, en casa no dejamos de trabajar durante el confinamiento. Nos alimentaba saber que la película estaba ahí, era como la luz al final del túnel que nos impulsaba a sobrellevar el encierro. También con los actores mantuve largas y productivas sesiones de zoom, que sirvieron entre otras cosas para que los más jóvenes profundizaran en la época. Fue una película tan deseada que, cuando por fin pudimos hacerla, la energía que nos empujó a todos fue desbordante y maravillosa.

Todo el equipo de Atresmedia Cine ha creído, apoyado y mimado esta película desde el principio, sentir que sus compañeros de viaje participan con la misma pasión y entrega que, al menos en mi caso, pongo en cada obra en la que me embarco, es lo mejor que le puede pasar a un director. Daniel Monzón

6.- ¿Qué ha supuesto para ti introducirte en el cine quinqui?

El género del cine quinqui supuso para la época de la Transición española lo que el western o el cine de gangsters para el cine americano, una mitificación romántica de la figura del delincuente como héroe de leyenda. Recrear toda esa época y emular ese género eran también razones más que estimulantes para embarcarse en la adaptación del universo que propone Cercas. Pero había que pensar mucho en cómo hacerlo. Hoy día es imposible hacer una película como aquellas, su principal fuerza era que estaban interpretadas por sus propios protagonistas, los actores eran quinquis reales. Hoy todos están muertos, abatidos a balazos por la policía o muertos de sobredosis. Intentar algo manierista era ridículo, así que la mejor vía era la de la estilización: adoptar, igual que la novela, el punto de vista de Nacho, el chico protagonista que rememora todo aquello desde su recuerdo magnificado. Al fin y al cabo, fue la mejor etapa de su vida, la más emocionante, y ello permite recrear todo aquel universo desde una mirada romántica, llena de energía, y color, reflejando, por supuesto, los estilemas míticos del género, su música, su acción, su frescura, su aroma, su voluntad de denuncia…

7.-‘Las Leyes de la Frontera' retrata la Girona de 1978, con unos barrios que hoy ya casi no se conservan ¿Cómo habéis hecho para recrearlos? ¿Ha sido complicado?

Hacer época es siempre una labor esforzada pero a veces es más difícil recrear un tiempo cercano que muchos hemos vivido y cuyas señas de identidad no son tan difusas como, pongamos por caso, la Edad Media. Mi director de arte, Balter Gallart, tenía 18 años en el 78, el año en que transcurre la acción y su valiosa mirada resultaba de gran utilidad puesto que lo había vivido a la misma edad que tienen nuestros protagonistas. Mi gran director de fotografía, Carles Gusi también ha sido un magnífico cómplice en ese sentido puesto que estuvo detrás de películas como “Yo, el Vaquilla”. De alguna forma, este viaje resultaba complicado, sí, pero también muy estimulante porque era como sumergirse en el universo que ellos vivieron en su adolescencia y, en mi caso, o en el de mi co-guionista, el mundo de nuestra niñez. Yo tenía diez años en el 78 y Jorge alguno más y también sabíamos por ello de lo que hablábamos. El equilibrio perfecto entre la fidelidad a la época y la voluntad de estilización viene desde la misma configuración de los miembros del equipo, por ejemplo, la sensible figurinista Vinyet Escobar no vivió aquello directamente pero su pasión por la época y el exhaustivo buceo que hizo en las vestimentas del 78 han dado como fruto un vestuario tan fidedigno como atractivo para cualquier joven del presente. Sin ir más lejos, mi hija de quince años está enamorada de la ropa de los protagonistas que es para ella puro vintage. La película supone un viaje inmersivo en aquellos años. Una historia de amor contada con las maneras de un thriller y con el trasfondo histórico de la Transición, donde toda una sociedad trataba de comenzar a recorrer un nuevo camino con el pesado lastre de cuarenta años de represión, y donde unos jóvenes trataban de dar rienda suelta a sus sentimientos más allá de los dictados de sus mayores. Algo que las generaciones de hoy entienden igual que las de entonces.

8.-¿Qué hacía y cómo era Daniel Monzón en 1978?

A mí me pilló a caballo entre mi Mallorca natal y mi tierra de adopción, Valencia, donde pasé parte de la infancia y adolescencia. Igual que Nacho, el protagonista, yo era un chico de clase media que vivía al término de la ciudad. Desde mi ventana veía los arrabales de la urbe, los descampados por los que se movían los quinquis, a los que conocía de vista y me provocaban un sentimiento encontrado entre el temor y la fascinación. Me atracaron más de una vez pero también coincidía con ellos en parques, en el colegio e instituto y me mezclaba ocasionalmente con su mundo, participando desde la distancia de su espíritu de rebeldía, de sus ansías de libertad y su forma más bien ácrata de conducirse por la vida. Desde ese punto de vista, igual que en el caso de Javier Cercas, la historia tiene por ello para mí ciertos tintes autobiográficos.

9.-La película está protagonizada por tres de los actores con mayor proyección del panorama actual: Marcos Ruiz, Begoña Vargas, y Chechu Salgado ¿fue complicada la elección del casting?

Es mi quinta colaboración con Eva Leira y Yolanda Serrano, las mejores directoras de casting del panorama nacional y yo diría que europeo. Saber que iba a contar con ellas en este viaje me dio alas para decidirme a embarcarme en él. El casting era la pieza angular de esta aventura y sin los actores adecuados era imposible siquiera plantearse llevarla a cabo. Fue un proceso minucioso y delicado, hallar a los intérpretes que encarnaran al Gafitas, a Tere y al Zarco. No valía sencillamente con encontrar a alguien adecuado para cada papel. Tenían que tener química por parejas y entre los tres. Y ese era el triángulo sobre el que debía asentarse luego el resto del reparto. Quiero señalar que, en el caso de Begoña Vargas, la sugerencia de Mercedes Gamero como posible Tere, que acababa de trabajar con ella en “Malasaña 32”, fue decisiva. Ella me puso sobre la pista y el resultado es una interpretación arrolladora. Ahí está la película para demostrarlo. Una vez hallamos el triángulo (y aún recuerdo la emoción cuando por fin lo cerramos), yo también quería que los demás miembros de la banda reflejaran de algún modo la frescura de las películas de quinquis de antaño, esto es, que fueran encarnados por actores cargados de “calle”, de verdad y naturalidad. Logramos nuestro objetivo buscando y rebuscando por las ciudades dormitorio cercanas a Barcelona y otras grandes capitales y el resultado ha sido el deseado: la banda vive y respira como tal, como un grupo de colegas de barrio que se conociera de toda la vida. La labor de ensayos fue también fundamental. En cuanto a los personajes adultos, arropan y acompañan con una solvencia y altura que confiere a la película su mayor solidez.

10.-Después del éxito de público y crítica de ‘El corazón del guerrero’, ‘Celda 211’ o ‘El niño’, ¿Qué expectativas tienes para ‘Las leyes de la frontera’?

Que sea una película que arrastre al espectador y le haga vivir dos horas inolvidables dentro de su universo. Un film propone al que lo ve un mundo que ha de estar vivo, que le invite a sumergirse en él y a emocionarle. Si eso sucede, es lo más grande.

11.- ¿Qué ha supuesto para ti trabajar con Atresmedia Cine?

Un auténtico placer. Todo el equipo de Atresmedia Cine ha creído, apoyado y mimado esta película desde el principio. Es lo mejor que le puede pasar a un director, sentir que sus compañeros de viaje participan con la misma pasión y entrega que, al menos en mi caso, pongo en cada obra en la que me embarco. Aprovecho estas líneas para agradecer a Mercedes Gamero su cariño, coraje e intuición en todo este proceso. Sin ella y su estupendo equipo esta película nunca hubiera sido la misma. Y estoy profundamente orgulloso del resultado.